En México, los pasos de fauna no sólo son útiles, son urgentes
En México, uno de los cinco países más megadiversos del mundo, los pasos de fauna son esenciales para proteger a miles de especies que viven en ecosistemas fragmentados por carreteras y otros desarrollos. Sin embargo, son escasos y a menudo ineficaces en el país. La acción insuficiente del Estado mexicano, los vacíos legales y regulatorios y la falta de conciencia pública son algunos de los obstáculos que impiden el establecimiento de más estructuras para reconectar hábitats, garantizar el movimiento seguro de la vida silvestre y conservar la biodiversidad.
Nota: Esta historia se actualizó el 21 de octubre de 2024 para incluir información sobre la publicación del N-LEG-3-24 . Consulte la sección La brecha legal.
Bienvenidos a México, un paraíso de biodiversidad que alberga el 10% de todas las especies del planeta. Este país es el hogar de la mayor variedad de reptiles en el mundo (864 especies) y ocupa el segundo lugar en diversidad de mamíferos, sólo detrás de Brasil (496 especies). Con alrededor de 360 especies de anfibios, 1,800 mariposas, 1,150 aves y 23,424 plantas vasculares, México es un tesoro de vida silvestre. Además, su riqueza se extiende a hongos y microorganismos.
Sin embargo, esta extraordinaria riqueza biológica está en grave peligro. En los últimos 30 años, México ha perdido casi el 40% de su fauna y más de 2,600 especies están en algún grado de riesgo de extinción debido al cambio climático, la contaminación, la deforestación y la fragmentación de ecosistemas. La rápida expansión de megaproyectos de infraestructura lineal, como el Tren Maya y el Tren del Istmo de Tehuantepec en el sureste, o el llamado “tren fantasma” en Ímuris, Sonora, así como carreteras, gasoductos, muros fronterizos y otros proyectos, están fragmentando los hábitats e interrumpiendo la conectividad, crucial para la supervivencia de numerosas especies.
Durante los últimos 10 años, Wildlands Network ha liderado el primer programa de ecología de carreteras en el noroeste de México, y ha documentado los graves impactos que la fragmentación de los hábitats ha tenido en la fauna silvestre de Sonora por la construcción de proyectos de infraestructura, principalmente carreteros. Al mismo tiempo, ha promovido los pasos de fauna como la solución más accesible y eficaz, no sólo para mitigar estos efectos y asegurar que la vida silvestre pueda seguir prosperando, sino también para prevenir accidentes que afecten a las personas.
Varias especies de fauna que cruzan por alcantarillas y túneles, captadas por las cámaras de Wildlands Network en Sonora
Fue una buena noticia cuando, en noviembre de 2023, se agregó un artículo a la Ley Federal de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal para que los pasos de fauna se hicieran obligatorios en la infraestructura carretera del país. Eso suponía el inicio de un cambio de paradigma a favor de la conectividad de los ecosistemas.
Los cambios a la ley traen esperanza para promover buenas prácticas de pasos de fauna en México, que, hoy por hoy, apenas se pueden contar con los dedos de una mano. “El estado actual de los pasos de fauna en México son casos, proyectos, esfuerzos aislados que no se están comunicando entre sí –explica Mirna Manteca, codirectora del Programa Noroeste de México de Wildlands Network–. ¿Pasos de fauna reales, como los de otros países, con cercos y banquetas, o pasos superiores? Esos prácticamente no existen, salvo casos contadísimos. Hay drenajes y túneles que son utilizados como pasos de fauna, pero que no fueron construidos con esa intención y que no siempre son útiles para la fauna”.
Promesas versus realidad . En el sureste de México, una región de enorme diversidad de flora y fauna, con selvas, sistemas de aguas subterráneas y manglares, el Gobierno impulsa el Tren Maya, un proyecto ferroviario de 1,525 kilómetros.
Hogar de jaguares, osos hormigueros, ocelotes, monos, zorros, tortugas y serpientes, entre 170 especies en riesgo, la selva maya está siendo fragmentada como nunca antes. Si bien el tren fue anunciado como “la obra de mayor cuidado ambiental en México”, con más de 500 pasos de fauna, grupos ambientalistas han denunciado que hasta hoy sólo se han documentado algunos drenajes transversales sin las características mínimas para proteger el libre paso de los animales. El desplazamiento de la vida salvaje que ha creado este megaproyecto también ha disparado los números de atropellamientos en las carreteras. Fotos de: Fonatur/Tren Maya (izquierda), Guillermo D´Christy/Sélvame el Tren (derecha)
El vacío legal
Sin embargo, a pesar de estos cambios en la ley, el principal obstáculo para la implementación efectiva de pasos de vida silvestre en México sigue siendo, curiosamente, el vacío legal. Estas reformas requieren un marco que detalle claramente cómo se deben implementar los cruces de vida silvestre en México. "Lo ideal sería que existiera una normativa que defina las características de las estructuras según el tipo de fauna, los estudios a realizar antes y durante su ejecución, el mantenimiento necesario y su frecuencia, así como las sanciones para quienes no cumplan la ley, entre otras cosas”, explica Gina Chacón, directora de Políticas Públicas del Programa México.
Hasta la fecha, solo hemos visto avances en la publicación, en junio de 2024, de la norma N-LEG-3-24 que establece explícitamente que un proyecto de infraestructura de transporte debe incluir la implementación de pasos de vida silvestre. “No menciona detalles sobre las características de la vida salvaje , el mantenimiento y el presupuesto a tener en cuenta para su implementación y sostenimiento, lo que deja muchos interrogantes y vacíos legales”, explica Gina.
Este vacío legal es aprovechado por las constructoras y las mismas autoridades para evitar construir los pasos de fauna necesarios, o para hacerlo "a discreción" y, en el mejor de los casos, siguiendo las directrices generales de la SICT, que significan un avance, pero que claramente no son suficientes.
La normativa, por tanto, es urgente. De acuerdo con Gina, “no hay ninguna excusa válida para justificar la falta de acción de las autoridades en este tema. Lo que refleja es, en el fondo, que el Estado mexicano no le da prioridad a la política ambiental y que se sigue viendo como una agenda para cuando se tenga dinero”.
Y el dinero escasea, no sólo para los programas ambientales, sino también para los de infraestructura carretera. Las carreteras mexicanas reciben hoy menos de la mitad del presupuesto que hace cinco años, y apenas en febrero pasado se anunció la cancelación del Programa de Conservación de Carreteras, al tiempo que se informaba que estos trabajos, antes realizados por proveedores, quedarían en manos del Ejército . “Los recortes presupuestarios se traducen en una falta de proyectos carreteros de calidad –explica Mirna–. Para restaurar la conectividad ecológica no sólo se necesitan datos científicos y una legislación adecuada. También es preciso asignar presupuesto para la implementación de medidas de mitigación donde sean necesarias”.
Lo que no se cuenta no existe
Al vacío legal también se le suma la falta de estadísticas oficiales. “No hemos podido encontrar datos suficientes de atropellamientos de fauna silvestre y tampoco información completa sobre su impacto –dice Mirna Manteca–. “La SICT tiene muy poca información; sólo en algunos casos reportan estos como 'accidentes con seres movientes'”. La falta de seguros para vehículos (sólo el 27% de los automóviles en el país está asegurado) y el hecho de no se informan este tipo de incidentes a las aseguradoras, como sí pasa en Estados Unidos, Canadá u otros países, es un factor más a tomar en cuenta.
Si bien existen varias iniciativas para reportar vida silvestre atropellada en carreteras, como esta plataforma colaborativa de INaturalistMX en la que participa Wildlands Network la vida salvaje Observatorio de Movilidad y Mortalidad Vial de México (un proyecto del Instituto Mexicano del Transporte, cerrado al público ), son esfuerzos parciales para documentar un problema que es mucho más grave.
Tan sólo echar un vistazo a las noticias da una idea de los impactos de la fragmentación de ecosistemas y la falta de pasos de fauna. Por ejemplo, en los dos años posteriores a la construcción de la carretera Villahermosa-Escárcega en el estado de Tabasco, la población de monos aulladores, especie en peligro de extinción, se redujo a la mitad en un tramo de 8 kilómetros. En Sonora, monitoreos de Wildlands Network, realizados entre 2016 y 2019 en un tramo de la Carretera Federal 2, documentaron más de 330 animales atropellados, pertenecientes a 43 especies, siete de ellas dentro de alguna categoría de protección. Esta carretera atraviesa la región de las Islas del Cielo, un importante corredor ecológico para jaguares, osos negros y ocelotes.
Sin estadísticas y datos, es difícil que el Estado mexicano reconozca que este es un problema público que amerita atención inmediata: “Se necesita valorar y hacer un conteo real de qué implica que no existan pasos de fauna y reconocer que la fragmentación del hábitat y de los corredores ecológicos repercute, finalmente, en la calidad de vida de las comunidades y de las personas”, dice Gina Chacón.
Paso a paso
Las biólogas Mirna Manteca y Cecilia Aguilar del equipo Wildlands Network han sido invitadas a decenas de encuentros con cientos de funcionarios gubernamentales, ingenieros de la SICT, proveedores y con “quien se acerque a escuchar” –como dice Mirna– para explicar, con información científica presentada de forma accesible, por qué la conectividad ecológica es importante y por qué es urgente desarrollar buenas prácticas para la construcción de pasos de fauna en proyectos de infraestructura. “Hay vacíos de información en México sobre el movimiento de la fauna que es necesario llenar”, explica.
Este es un esfuerzo de difusión, de “ir sembrando semillitas” entre las nuevas generaciones de profesionales, pero también de “catalizar estas conversaciones entre las personas que están en puestos de poder” en torno a la ecología de carreteras, que va rindiendo frutos poco a poco. Según Mirna, “México está en el punto en el que va a empezar a hacer las cosas bien. Afortunadamente, cada vez hay más interés y más conciencia, al menos entre los funcionarios de la SICT, y vemos que ya se reconoce como un problema entre los tomadores de decisiones”.
Paulatinamente también están apareciendo algunos casos exitosos, gracias a que las mismas comunidades afectadas por los megaproyectos exigen que los gobiernos establezcan pasos de fauna "bien hechos". Además, la evaluación del impacto ambiental de algunos proyectos, previa a la ejecución de las obras, está siendo realizada por equipos técnicos (biólogos, ecólogos, ingenieros) con mayor preparación y conocimiento sobre ecología de carreteras.
Otra buena noticia es que cada vez hay más organizaciones trabajando en ecología de carreteras. Dado el interés y la participación creciente en torno al tema, Mirna Manteca quiere promover un grupo de trabajo de la sociedad civil para compartir datos, conocimientos y tecnología, hacer incidencia y fomentar el acceso público a la información.
“Mi sueño es tener un mapa interactivo y colaborativo de todos los pasos de fauna existentes en México. Como el que Wildlands Network creó para California, Estados Unidos, en el que se incluyen 244 pasos de fauna y 62 sitios prioritarios para nuevos proyectos. Un mapa de este tipo mostraría todo el trabajo que queda por hacer, pero también demostraría que estamos avanzando, poco a poco”, afirma.
Gina también ve oportunidades en esta coyuntura. Espera que la norma pendiente sea una oportunidad para hacer las cosas bien: rebustecer el marco legal y abrir las puertas a la colaboración técnica entre distintas instancias de los tres niveles de gobierno, la sociedad civil organizada y otras instituciones que tienen mucho que aportar. Además de llevar el tema al diseño de políticas públicas, “creo que deben abrirse más conversaciones con la población y desarrollar programas de educación ambiental en todos los niveles”.
Sí, hay un largo camino por recorrer, pero para Gina Chacón, hoy más que nunca “hay voluntad política para implementar pasos de fauna bien planificados, ejecutados y monitoreados, tanto en proyectos en curso como en proyectos terminados. La prioridad debe ser garantizar la conectividad de los hábitats en este país con enorme diversidad biológica”.
Agradecemos a Patricia Cruz, de Biota Corporativo Ambiental, y a Gilberto Pozo-Montuy, de Conservación de la Biodiversidad del Usumacinta A.C. (Cobius), por brindar información valiosa para esta historia.