Un rayo de esperanza en el desierto de Sonora
Mi mochila cae pesadamente al suelo mientras me siento en una roca para descansar los pies. Es la última cámara trampa que revisamos después de un largo día de caminata e instalación de más cámaras de este tipo. Mi colega Cecilia revisa las fotografías que estos dispositivos han capturado durante los últimos meses y su exclamación me sorprende. "¡Buenas noticias!" grita alegremente.
En la foto, un ocelote (Leopardus pardalis) camina sobre la arena de un arroyo seco en los cañones del norte de la cordillera de Sierra Azul en el norte de Sonora, México. Es importante documentar cualquier avistamiento de esta criatura en esta región. Esta especie no solo es excepcionalmente hermosa con su llamativo pelaje moteado, ¡sino que también la veíamos en los confines más septentrionales de su hábitat!
El ocelote es un gato moteado de tamaño mediano cuyo hogar se extiende por continentes, desde la zona más meridional de América del Sur, en Argentina, hasta la región fronteriza entre Estados Unidos y México, donde recientemente se documentó su población reproductora más septentrional. Este felino ha sido considerado una especie en peligro de extinción por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México (SEMARNAT). Actualmente no existen muchos/muy pocos estudios de esta especie en esta región. Esto hace que la toma de decisiones para su adecuada gestión regional sea sumamente difícil.
La mayor parte de la tierra de México es de propiedad privada y en el norte de Sonora una de las principales actividades económicas es la ganadería. Las malas prácticas ganaderas son sin duda una de las principales causas de la erosión, la fragmentación del hábitat y la pérdida de depredadores (como los ocelotes) dentro de este paisaje. Sin embargo, la buena noticia es que hay propietarios de tierras que miran más allá del beneficio económico y están interesados en conservar los recursos y la biodiversidad de sus propias tierras. En el caso de Rancho Oro Negro, este interés no proviene de subsidios gubernamentales o colaboraciones con organizaciones de la sociedad civil, sino de una preocupación genuina por proteger el patrimonio natural de México para las generaciones futuras.
El ocelote es una especie esquiva que prefiere alejarse de zonas de intenso pastoreo, infraestructura y actividad humana. La reacción de Cecilia ante la foto fue de sorpresa y emoción porque entendemos que la presencia de esta especie, aquí en Sonora, es un indicativo de que la zona está bien conservada.
En un mundo fragmentado que sufre un cambio climático dramático, estas áreas de hábitat conservado son fundamentales para mantener la conectividad del hábitat regional y permitir que las especies se desplacen por el paisaje. Las iniciativas de conservación que surgen de un esfuerzo comunitario, junto con una adecuada gestión de la tierra por parte de los tomadores de decisiones, se reflejan claramente en la presencia de este ocelote en la región, un rayo de esperanza en el desierto de Sonora.